Turismo familiar, cultural, ecológico y religioso en el Suroeste antioqueño
Como parte del Voluntariado por Jericó, instituciones antioqueñas apoyan el proceso de transformación turística y cultural del municipio, que ya tiene el turismo como el tercer renglón de la economía.
Hay un lugar en el mundo donde el colorido de las casas contrasta con la neblina que sale de los parches de bosque primario, la cual no impide que se pueda disfrutar de las múltiples playas; sí, playas, aunque no haya mar; es el mismo sitio en el que se puede llegar en teleférico hasta ‘Las Nubes’, visitar museos y disfrutar en familia, todo en una sola tarde.
Este municipio existe y está en Antioquia, y además de que lo conozcan por sus carrieles, y cometas, bajo el eslogan de: Jericó, ven y sorpréndete, pretende ser el epicentro del turismo cultural del país.
Por eso no es raro que el silencio acompañe a los visitantes en su recorrido por los 6 museos y 16 capillas que existen en el casco urbano, o que cada uno de los 7.000 habitantes pueda aconsejar al turista la mejor ruta para visitarlos.
Así como tampoco es extraño que en el parque, con el carriel al hombro (bolso de cuero labrado a mano, autóctono de Antioquia y oriundo de Jericó), además de tertulias sobre la cosecha cafetera, el principal renglón de la economía, se formen otras sobre la exposición de Andy Warhol que estuvo el año pasado en el museo, o la de Luis Cabello que estará hasta enero.
A Jericó se llega luego de transitar 3 horas por la vía que conduce al Suroeste desde Medellín por Bolombolo, La Pintada o Puente Iglesias, según la elección del viajero.
En el camino, además de observar a Cerro Tusa, la pirámide natural del Suroeste, se bordean nacimientos de agua, cascadas de agua cristalina que bajan casi a 90 grados de inclinación por las montañas y múltiples restaurantes de comida típica en donde nunca faltan los frisoles con chicarrón, morcilla, chorizo y tamales, gastronomía que también abunda en el municipio.
El pasado y presente
A Jericó llegó hace 160 años Santiago Santamaría, obedeciendo la voluntad de su padre de fundar un municipio y llevó consigo familias del Oriente antioqueño como parte de la colonización paisa.
Pero además de las familias, en el proceso, 8 comunidades religiosas se instalaron en estas tierras al otro lado del río San Juan, y cada una de ellas construyó allí sus edificaciones, colegios y capillas.
Combinación que hace que aún hoy el municipio tenga un aire religioso, en todo momento, pero lleno del comercio y pujanza típicos de las gentes del Oriente, todo con el orgullo de ser municipio líder en Antioquia y Colombia en cuanto a educación, aspecto que relucen sus habitantes en cada conversación con los turistas que cada día incrementan.
Mezcla que además dejó en el territorio una arquitectura muy particular y es que todas sus casas, las más viejas construidas en bahareque para que resistieran las inclinaciones de la geografía, tengan amplios frentes llenos de ventanas caladas en madera y teja de barro.
Pero a diferencia de las ciudades en donde se conservan los edificios por obligación, allí cada uno de los jericoanos es conciente de su importancia y le dan un valor agregado: el color, por eso cada una de estas casas tiene en su fachada combinaciones de mínimo tres tonos, formando un arco iris visual que le da a las calles un aire de fiesta perpetuo.
Este municipio existe y está en Antioquia, y además de que lo conozcan por sus carrieles, y cometas, bajo el eslogan de: Jericó, ven y sorpréndete, pretende ser el epicentro del turismo cultural del país.
Por eso no es raro que el silencio acompañe a los visitantes en su recorrido por los 6 museos y 16 capillas que existen en el casco urbano, o que cada uno de los 7.000 habitantes pueda aconsejar al turista la mejor ruta para visitarlos.
Así como tampoco es extraño que en el parque, con el carriel al hombro (bolso de cuero labrado a mano, autóctono de Antioquia y oriundo de Jericó), además de tertulias sobre la cosecha cafetera, el principal renglón de la economía, se formen otras sobre la exposición de Andy Warhol que estuvo el año pasado en el museo, o la de Luis Cabello que estará hasta enero.
A Jericó se llega luego de transitar 3 horas por la vía que conduce al Suroeste desde Medellín por Bolombolo, La Pintada o Puente Iglesias, según la elección del viajero.
En el camino, además de observar a Cerro Tusa, la pirámide natural del Suroeste, se bordean nacimientos de agua, cascadas de agua cristalina que bajan casi a 90 grados de inclinación por las montañas y múltiples restaurantes de comida típica en donde nunca faltan los frisoles con chicarrón, morcilla, chorizo y tamales, gastronomía que también abunda en el municipio.
El pasado y presente
A Jericó llegó hace 160 años Santiago Santamaría, obedeciendo la voluntad de su padre de fundar un municipio y llevó consigo familias del Oriente antioqueño como parte de la colonización paisa.
Pero además de las familias, en el proceso, 8 comunidades religiosas se instalaron en estas tierras al otro lado del río San Juan, y cada una de ellas construyó allí sus edificaciones, colegios y capillas.
Combinación que hace que aún hoy el municipio tenga un aire religioso, en todo momento, pero lleno del comercio y pujanza típicos de las gentes del Oriente, todo con el orgullo de ser municipio líder en Antioquia y Colombia en cuanto a educación, aspecto que relucen sus habitantes en cada conversación con los turistas que cada día incrementan.
Mezcla que además dejó en el territorio una arquitectura muy particular y es que todas sus casas, las más viejas construidas en bahareque para que resistieran las inclinaciones de la geografía, tengan amplios frentes llenos de ventanas caladas en madera y teja de barro.
Pero a diferencia de las ciudades en donde se conservan los edificios por obligación, allí cada uno de los jericoanos es conciente de su importancia y le dan un valor agregado: el color, por eso cada una de estas casas tiene en su fachada combinaciones de mínimo tres tonos, formando un arco iris visual que le da a las calles un aire de fiesta perpetuo.
Museo Arqueológico del Suroeste
Como la historia no empezó con la llegada de Santamaría, el nacimiento de la beata Madre Laura, o la construcción de los conventos y seminarios, desde el Museo Arqueológico se vela por conservar la historia.
Allí, según Roberto Ojalvo, director del museo, se tiene la memoria viva de la región, con muestras didácticas sobre las costumbres de las comunidades indígenas que aún habitan el territorio además de 2.000 piezas precolombinas encontradas en los alrededores, construidas en cerámica, lítica, oro y tumbaga (aleación de oro rebajado con cobre).
Además, en el mismo museo se puede disfrutar hasta el 30 de enero de la exposición de Luis Caballero, destacado pintor colombiano, obra en la que priman dibujos y grabados de desnudos.
“La idea es que cada año, al final de temporada que es cuando más turistas vienen, tengamos una exposición de gran magnitud, el año pasado fue Andy Warhol (padre del Pop Art), además de muestras de arte popular, que busca conservar la memoria del municipio”, señaló Ojalvo.
También hasta el 30 de enero estarán dos exposiciones: Congratitud y Condevoción, muestras de arte popular y religioso entregado a Alvaro Uribe Vélez, durante su presidencia en Colombia.
Infraestructura
Con todas estas caracteristicas el turismo pasó de ser un factor secundario a convertirse en el tercer renglón de la economía, por debajo de la caficultora y ganadería, es así como en el municipio existen 7 hoteles, 3 finca hoteles y 25 famihoteles.
Según Carlos Augusto Giraldo, alcalde de Jericó, todo esto da una capacidad hotelera de 800 camas, y en fechas especiales como las Fiestas de la Cometa, se adecuan otros espacios, además según Giraldo son muy apetecidas las playas, que bordean el río Piedras, para el camping.
Sacado del link: http://www.elmundo.com/sitio/noticia_detalle.php?idedicion=1963&idcuerpo=1&dscuerpo=Secci%C3%B3n%20A&idseccion=5&dsseccion=Econ%C3%B3micas&idnoticia=167923&imagen=&vl=1&r=economica.php
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