27 de diciembre de 2010

Noticia: El rescate de los artículos periodísticos de Barba Jacob

Desde El Universal de México publican esta noticia:

El rescate de los artículos periodísticos de Barba Jacob

Durante su existencia, el poeta y periodista colombiano Porfirio Barba Jacob fue un desterrado que recorrió América. En ese deambular de exilio continuo y desgarrado, dejó huellas en periódicos y revistas de cerca de 10 países, entre ellos México, donde produjo cientos de textos periodísticos reunidos en el libro Porfirio Barba Jacob. Escritos mexicanos, con investigación, selección y prólogo de Eduardo García Aguilar.
A lo largo de su vida, Miguel Ángel Osorio Benítez, nombre verdadero del periodista que utilizó cerca de 10 seudónimos (el más conocido fue Porfirio Barba Jacob, pero también Ricardo Arenales, Almafuerte, Juan Azteca, Raymundo Mier y Califax), fundó y destruyó decenas de periódicos y revistas desde donde hizo el testimonio de la primera mitad del siglo XX.
Eduardo García Aguilar lo define como un hombre de su época, que como casi todos los escritores latinoamericanos y europeos se ganó la vida como periodista, oficio que lo devoró. En entrevista con KIOSKO, vía correo electrónico desde París, García Aguilar asegura que el periodismo de Barba Jacob es el de un poeta modernista que escribía en un contexto donde la prosa era llena de adjetivos y adornos y se ponía al servicio de dictadores o grupos de poder; pero, entre muchas de sus páginas, algunas logran una gran factura.
Dice también que Barba Jacob es el mejor periodista de las primeras décadas del siglo XX mexicano y que estos escritos recopilados por él son el testimonio de un lúcido hombre del siglo.
Tras varios años de investigación en México, García Aguilar tiene claro que para Barba Jacob y para otros escritores de su época era difícil vivir entre las dos guerras, cuando no se sabía qué rumbo iba a tomar el mundo. “Unos a la derecha fascinados por Mussolini, Hitler y Franco, y otros a la izquierda con Stalin o Trotsky. Es una época terrible de creencias absolutas y de pulsiones tanáticas. En ese mundo naufragó el pobre poeta Barba Jacob, un provinciano errante, una especie de judío errante que se buscaba y nunca se halló como casi toda su generación. Y sobrevivió en medio de tanta violencia. En el fondo era inofensivo”.
Hombre de letras
Con motivo del centenario del nacimiento de Porfirio Barba Jacob, el novelista y periodista Eduardo García Aguilar comenzó a hacer una investigación hemerográfica que ha dado lugar al libro publicado por el Fondo de Cultura Económica y que muestra a un escritor moderno, desenfadado, capaz de testimoniar su época y de mostrar el movimiento de la ciudad sin tener que recurrir al decorado de las palabras. “Lo logró porque no pensó que escribía para el futuro”.
“Como periodista, Barba Jacob es un hombre acorde con su época, donde el periodista es servil, debe ceñirse a las órdenes del grupo de poder que lo emplea y golpea a quien le ordenan golpear. Esa tradición mexicana reinante en aquella época por desgracia ha seguido vigente a lo largo del siglo XX durante los largos años del PRI y creo que sigue vigente ahora en el siglo XXI, salvo muy pocas excepciones”, afirma el investigador colombiano.
Porfirio Barba Jacob (29 de julio de 1883, Santa Rosa de Osos-14 de enero de 1942, ciudad de México) dejó Colombia muy joven y se convirtió en un hombre errante que lo mismo vivió en EU que en Honduras o Jamaica. Un hombre que, a decir de Eduardo García Aguilar, era laico y anticlerical, pero en otros aspectos era conservador y admiraba el afrancesamiento porfirista y temía los desmanes de la Revolución.
Así lo confirman también muchos de sus textos publicados en EL UNIVERSAL, Últimas noticias, Churubusco, Cronos, El Independiente y El Demócrata, donde cuestiona a Emiliano Zapata y a Pancho Villa y es fiel defensor de Porfirio Díaz.
El investigador, que al igual que Porfirio Barba Jacob es un errante -actualmente radica en París, luego de una larga estancia en México y de algún tiempo en Estados Unidos-, asegura que Porfirio Barba Jacob se divirtió mucho como periodista, que le encantaba estar frente a la máquina de escribir e intentar amansar las palabras.
No duda que su paisano dilapidó un gran talento escribiendo en muchos periódicos. “Hay páginas muy logradas, a veces logra una gran prosa, se desata y es divertido cuando ejerce como reportero en la vida sórdida nocturna de la capital. Viajó por toda la República Mexicana, por el Caribe y también por Centro y Sudamérica, tuvo muchos amigos, participó en muchas fiestas, pero es un hombre caótico y desordenado que dilapida lo que gana y no puede ser estable en ninguna parte, devorado por los sueños de grandeza y la ilusión de escribir una gran obra perfecta, que se quedó en el tintero”.
A favor de una revisión
Eduardo García Aguilar coincide con Octavio Paz, quien decía que Barba Jacob era un “modernista rezagado”, pero también comparte lo dicho por Luis Cardoza y Aragón, quien lo definió como un “burócrata de funeraria”.
Para el investigador, que está por publicar Ataúdes de chocolate, una novela ambientada en los tiempos que vivió Barba Jacob, es importante rescatar que éste tuvo la fortuna de vivir una época llena de sorpresas históricas y de escribir “en caliente” sobre la caída de Díaz, la Revolución, el triunfo e institucionalización de ese proceso revolucionario, el auge del fascismo y del nazismo y los preliminares de la Segunda Guerra Mundial”.
Y es que lo hizo con tanta pasión que en 1922 Plutarco Elías Calles le hace aplicar el artículo 33 y Barba Jacob se exilia dentro de su exilio en Guatemala. Eduardo García Aguilar reconoce que en Colombia Barba Jacob es un personaje aplastado por su leyenda. “Es un personaje de opereta, borrachín, homosexual, mariguanero, fracasado, errante y con él los colombianos se identificaron a lo largo del siglo XX, pero sin conocerlo verdaderamente”.
El estudioso agrega que, sin duda, esos colombianos ven en él el reflejo de su fracaso en el espejo. “Su poesía heliotrópica, alambicada, se acomoda mucho al gusto colombiano por ‘escribir bonito’, un problema del que casi ningún escritor de ese país escapa. Y además los colombianos se alimentan y se identifican con sus anécdotas reales o inventadas de los chismes y picardías supuestas de su vida”.
Para acabar con la leyenda
Eduardo García Aguilar, quien comparte la experiencia errante de Barba Jacob y de Fernando Vallejo, autor de la biografía Barba Jacob, el mensajero, asegura que la mayoría de los artículos o semblanzas colombianas sobre este periodista son recopilaciones de anécdotas, pero pocos han tratado de ubicarlo en su contexto literario e histórico, ni han tratado de establecer relaciones con otras corrientes poéticas contemporáneas o establecer puentes entre sus ideas y las de otros.
“Las principales recopilaciones de la poesía y escritos de Barba Jacob se hacen después de su muerte. Finalmente es un personaje para una opereta de tango, engominado, un producto típico de la bohemia de su época”.

Sacado del link: http://www.eluniversal.com.mx/cultura/64443.html

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