24 de septiembre de 2010

Artículo: México y Japón, 400 años de intercambios culturales

Desde El Universal de México publican esta noticia:

México y Japón, 400 años de intercambios culturales

El Museo Nacional de Antropología exhibe una muestra de pergaminos, documentos, fotografías, monedas antiguas, trajes y mangas que ilustran los lazos entre ambas naciones
Si hubiera que encontrar a un o una responsable, la corriente marina podría ser la señalada. Fue justo el naufragio en costas japonesas del galeón de San Francisco, donde viajaba don Rodrigo de Vivero, entonces gobernador de Filipinas, lo que provocó el inicio de una historia de 400 años de intercambio entre México y Japón.
Desde 1609 y a la fecha, las huellas de cada país en el otro han quedado marcadas. Las más recientes: hoy existen llamadas constantes a la embajada de Japón de jóvenes piden información acerca de dónde estudiar la lengua de ese país. Les interesa de manera especial para entender las mangas y animes, que son caricaturas, impresas o en video respectivamente, que han sido del gusto en este grupo de la población mexicana.
Esto es sólo una parte del mosaico actual que conforma el intercambio cultural entre México y Japón. Para adentrarse a los orígenes y, en ocasión del cuarto centenario de este encuentro, la embajada nipona ha montado una exposición en el Museo Nacional de Antropología (MNA): Huellas del Intercambio.
Debido a las festividades patrias, la muestra, que se exhibe desde el 13 y hasta el 26 de septiembre en el balcón de la Sala Mexica, será inaugurada de manera oficial este lunes por la tarde con un simposio conmemorativo. Cuenta con unas 60 piezas, como objetos, fotografías y documentos, entre los que destaca un rollo de 15 metros proveniente del acervo de la Biblioteca de la Universidad de Estudios Extranjeros de Kioto.
El pergamino de 1844, que resume tradiciones y costumbres mexicanas de la época, fue elaborado por algunos náufragos japoneses, quienes, luego de haber sido rescatados por un barco pirata español, permanecieron aproximadamente tres años en Cabo San Lucas, San José del Cabo y Mazatlán.
Eran 13 los tripulantes nipones, cinco de ellos regresaron con esta experiencia y sus relatos a Japón, un país que en ese momento mantenía una política de aislamiento al exterior, por eso su información tenía gran valor.
Conocimiento entre naciones
La exposición hace el recuento del intercambio México-Japón desde 1609 y hasta la II Guerra Mundial, cuando empiezan a llegar objetos de importación desde aquel país, como radios, relojes, tocadiscos portátiles y juguetes.
Masayoshi Ono, jefe de la sección cultural e informativa de la embajada de Japón en México, asegura que esta muestra, además de propiciar un conocimiento de las relaciones históricas de las naciones, ayuda al conocimiento y entendimiento de las sociedades.
“A 400 años de relaciones aún tenemos ideas preconcebidas de unos hacia otros, que pueden no ser ciertas. Por ejemplo, existen japoneses que piensan que México es muy peligroso y que no se puede vivir con tranquilidad a diario, cuando en verdad suceden acontecimientos aislados. En tanto, los mexicanos piensan que en nuestro país todos vivimos a diario con la alta tecnología, pero aún existen poblaciones muy tradicionales que no la utilizan”, dice Ono.
El recorrido es breve, pero ilustra claramente etapas históricas que el gobierno japonés consideró importante destacar. Se puede encontrar una réplica del traje valuado en 30 mil dólares, de Tsunenaga Hasekura, quien dirigió una misión diplomática a México y luego a Europa entre 1613 y 1620.
Entre las piezas se encuentran monedas mexicanas o reales de plata que eran marcadas con cuños japoneses y chinos para ser utilizadas legalmente en toda Asia. Era a través del galeón que viajaba de Acapulco a Manila, Filipinas, como estas monedas atravesaban kilómetros para ser utilizadas con el fin de pagar los sueldos de los trabajadores españoles en esas lejanas tierras.
El Acervo Histórico de la Secretaría de Relaciones Exteriores prestó el Tratado de Amistad Comercio y Navegación, firmado por los ministros Munemitsu Mutsu y Matías Romero en 1888 en Washington. Éste se convirtió en el primer tratado en términos igualitarios que Japón firmó con un país no asiático, lo que fue preámbulo para la consolidación de los lazos oficiales.
En 1890 se estableció el consulado mexicano en Yokohama; en 1891, la embajada mexicana en Tokio. Un año después se creó el consulado de Japón en México, que luego de un lustro ascendió a embajada, con lo que se establecieron las relaciones diplomáticas. Hace apenas cinco años, se concretó y entró en vigor el Acuerdo de Asociación Económica entre ambos países.
Japoneses en la Revolución
Los objetos expuestos en el MNA provienen de colecciones privadas, como la de Rodrigo Rivero Lake, y de instituciones de ambos países como son la Biblioteca de la Universidad de Estudios Extranjeros de Kioto, la embajada de Japón, así como de los museos Histórico Naval de la Ciudad de México y Nacional del Virreinato, de la ciudad de Sendai, de la Migración Japonesa al Exterior y del Colegio de México.
Como dato curioso, en ocasión del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana, en la sala también se puede encontrar el libro de la Crónica oficial de las fiestas del primer centenario de la Independencia de México (1911), que es propiedad del actual embajador de Japón en México, Masaaki Ono. En sus páginas se pueden apreciar fotografías del barón de Yasuya Uchida y su esposa, quien fue enviado como embajador especial de Japón para aquellas conmemoraciones.
Se exhibe además un manga titulado Los Samurais de México editado en español en 2009 como parte de los eventos conmemorativos del 400 aniversario de relaciones entre los dos países. En éste se explica la historia de la migración de Enomoto y la Compañía Japonesa-Mexicana Sociedad Cooperativa.
Destaca además una nota del periódico EL UNIVERSAL, donde se anunciaba indemnización a los extranjeros afectados en sus pertenencias por la Revolución Mexicana; los japoneses rechazarían esta compensación.
Se conoce que algunos nipones se enrolaron en esa época en los ejércitos de Pancho Villa y Venustiano Carranza. Otros participaban en tareas domésticas. Por ejemplo Francisco I. Madero tendría un cocinero de Japón.
Actualmente en México existen aproximadamente seis mil residentes japoneses temporales por motivos de trabajo y unos 20 mil descendientes hasta en cuarta generación, ya establecidos. La unificación de la comunidad no ha sido tan fuerte al grado que no se tiene un registro fiel de dónde y bajo qué circunstancias viven estas personas.
El fenómeno de dispersión de los residentes, uno de los retos que hoy tienen los adultos nikkei (emigrantes japoneses y descendientes), es que las jóvenes generaciones no pierdan el dominio del idioma japonés.
Masayoshi Ono explica que la exposición trata justo de acudir a los orígenes de las dos sociedades. Todo ello con el fin último de la comprensión propia y mutua de las realidades particulares y el futuro conjunto que les espera.

Sacado del link: http://www.eluniversal.com.mx/cultura/63849.html

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