En 1957, el autor japonés Yoshihiro Tatsumiacuñó el término gekiga para definir el manga de corte realista y, de esta forma, diferenciarse del estilo sencillo y caricaturesco de moda en la época gracias al trabajo de Osamu Tezuka, una medida que tiene su equivalente occidental en Will Eisner, calificando su obra como novela gráfica para intentar desmarcarse de las obras más populares, principalmente centradas en el género de superhéroes.
En esa corriente que realzaba la temática adulta y el dibujo realista, especialmente en lo que respecta a los rasgos del rostro, se inscribieron muchos otros artistas, como el tándem formado por Goseki Kojima y Kazuo Koike ("El lobo solitario y su cachorro", "Asa el ejecutor"), Ryoichi Ikegami ("Crying Freeman", "Santuario", "Ryugetsusho", "Strain") o el propio Tezuka en obras tardías como "Fénix" o "Adolf". Sin embargo, en España, una de las principales figuras del gekiga pasó desapercibida hasta que Glénatdecidió traer las obras de este mangaka especializado en el género deljidaimono(recreación del pasado histórico de Japón). Nos referimos a Hiroshi Hirata y "La rebelión del emblema" (Glénat, disponible en FantasyTienda) es un buen ejemplo de sus virtudes.
Sin apenas utilizar tramas y apoyándose en un gran trabajo con la tinta, el artista japonés nos zambulle de lleno en el hermético y conservador mundo del samurai.
EL SAMURAI A TRAVÉS DE LA HISTORIA
Esta obra está compuesta por cinco relatos situados en diferentes épocas de la historia de Japón que tienen como nexo común el protagonismo del samurai y su forma de vida, tanto si se trata de figuras históricas como de personajes ficticios. En Shôin Yoshida asistimos a los intentos de un guerrero de casta baja en abrirse camino en la férrea sociedad japonesa a través de los estudios cuando la era Tokugawa está a punto de desmoronarse.Kaishaku narra el deshonor de un clan debido a la incompetencia de uno de sus miembros al realizar el decapitamiento en el proceso de unseppuku (suicidio ritual de un samurai) y de las drásticas medidas que toma el cabeza de familia para remediarlo.
Por su parte, Los titanes cuenta las estratagemas de un señor feudal para deshacerse de los escoltas de un rival. En el capítulo que da nombre al manga nos encontramos con la desdicha de un clan de clase baja cuando se percatan de que el emblema de la familia es exactamente igual que el del señor feudal al que obedecen. Por último, en Mentira, contemplamos cómo lo que parece ser una inocente discusión entre dos niños acaba produciendo una tragedia.
EL CORAZÓN DEL BUSHIDO
Hiroshi Hirata es el autor de "La rebelión del emblema", el título que da fin a la serie de cinco volúmenes que Glénat inició en el Salón del Manga de Barcelona de 2009 recopilando obras del maestro japonés, sumándose a los ya publicados "Orgullo de samurái", "Promesas rotas", "Héroes anónimos" y "Relatos insólitos de samurais", manteniendo la misma edición que los anteriores, encontrándonos con un tomo de 216 páginas en formato rústica de 15x21, con una rotulación, una impresión y una calidad del papel perfectas. El manga que nos ocupa se compone de cinco historias publicadas entre 1971 y 1975 en diferentes revistas niponas, habiéndose añadido algunas páginas y retoques al episodio que da nombre al tomo, que originalmente se llamaba "Enemigo del emblema".
Como ya se ha mencionado anteriormente, Hirata se inscribe en la corriente del gekiga o manga realista, especialmente en la escrupulosa recreación de época y en las facciones de los rostros de los personajes, mostrando un gran detalle y un abanico muy amplio de registros. Sin embargo, en ocasiones nos encontramos con dificultades para diferenciar a los distintos personajes, pues muchos de ellos comparten unos rasgos muy similares, posiblemente debidos al propio estilo realista que quiere implantar el autor, lo que puede causar confusión a la hora de identificar a alguno de ellos a menos que prestemos atención en algunos detalles sutiles.
Sin apenas utilizar tramas y apoyándose en un gran trabajo con la tinta, el artista japonés nos zambulle de lleno en el hermético y conservador mundo del samurai, con un cuidado exhaustivo en lo que respecta a vestuario, localizaciones y armamento. A veces, la vena realista que empapa todo el apartado visual se relaja un tanto para volverse un poco más caricaturesca y recrear, de este modo, los Ukiyo-e, esos grabados en madera que representaban escenas populares de la cultura japonesa. Igualmente, los combates que encontramos en esta obra son dinámicos, contundentes y de corta duración, retratando la brutalidad y el realismo de los duelos entre samurais, que se resolvían en apenas uno o dos movimientos.
Como casi siempre ocurre en las recopilaciones de historias cortas, el nivel de calidad es irregular y, en esta ocasión, va mejorando a medida que avanza el tomo. La narrativa de Hirata es clásica y utiliza un narrador en off para ir desgranando los detalles de cada argumento, especialmente a la hora de retratar psicológicamente a los personajes, así como ciertos datos biográficos e históricos. Esto provoca que, a veces, exista cierta confusión ante el gran número de datos y nombres condensados en muy poco espacio, necesario debido a la escasa extensión de los episodios. Igualmente, algunos relatos poseen finales muy abruptos que, aunque no terminan de empañar el resultado final, sí que resultan un tanto incómodos y no consiguen que el conjunto tenga un acabado de mayor calado.
Todos estos defectos son fruto de la propia naturaleza de los capítulos, de corta extensión, y sería interesante comprobar si se ven subsanados en una obra de mayor longitud. Después de todo, hay que alabar el talento de Hirata a la hora de retratar la psicología propia del samurai, especialmente en lo referente a su sentido del honor, recreando auténticos cuadros costumbristas de la época y permitiendo al lector tener una aproximación realista del papel que tuvieron esos guerreros japoneses en la historia de Japón.
Por supuesto que nos encontraremos con ciertos momentos épicos, pero todo está basado en los fundamentos más básicos de los ideales que defendían la casta guerrera de la época, lo que se convierte en una buena muestra de la raíz de muchos de los conflictos y dilemas en los que se veían envueltos y que impregnaban su vida cotidiana, familiar y laboral. Estas virtudes destacan en el que, posiblemente, sea el mejor relato del volumen,Mentira, en el que podremos observar cómo la idiosincrasia del bushido lleva hasta las últimas consecuencias una discusión que parece no ser más que una anécdota.
EL ESPÍRITU DEL GUERRERO JAPONÉS
Es posible que "La rebelión del emblema" no alcance la excelencia que hemos podido observar en otros gekiga del género jidaimono como "El lobo solitario y su cachorro", pero hay que buscar sus virtudes en su voluntad de esbozar cuadros costumbristas relacionados con la figura del samurai, con su relación con la familia, sus similares y sus superiores, todo ello bajo el yugo de un código de honor estricto pero que obedecían sin rechistar.
La obra de Hiroshi Hirata está destinada a todos aquellos interesados en la historia de Japón y la figura de este guerrero, cuya existencia nos inspira tanto admiración como comprensión, ante una vida que parecía marcada fatídicamente desde mucho antes de que nacieran. |
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