Los japoneses que se enamoraron del sur
Historia de un joven que se dedicó a traer nipones a vivir un mes con familias de Ciudad Bolívar.
Kenji Jokoi Díaz se declara un enamorado de la pobreza. Cuando aparece por las empolvadas calles del barrio San Francisco, en Ciudad Bolívar, pocos se sorprenden, a pesar de que sus rasgos lo delatan: es extranjero.Para los residentes de ese deprimido sector de Bogotá, Kenji es japonés. Él se siente colombiano. Tiene 31 años, nació en Colombia y vivió hasta los 24 en Japón. Hijo de padre japonés -empresario de una multinacional- y madre colombiana, pasó parte de su niñez y adolescencia en Yokohama, la segunda ciudad más grande de Japón después de Tokio. Allí estudió ciencias religiosas orientales. De ahí su vocación por lo social: a los 16 años se fue a trabajar a las favelas de Río de Janeiro y a los barrios bajos de Nueva York.
Al regresar a Yokohama, empezó a perder a sus amigos, quienes inconformes y deprimidos cayeron en un remolino común en ese país de 127 millones de personas: el suicidio. "En Japón nadie abraza; eso no se usa. Mi papá nunca me ha abrazado. Aunque los japoneses son leales nunca expresan su cariño. Allí se ve mucha tristeza y soledad", cuenta.
Cuando uno de sus mejores amigos murió al lanzarse a los rieles del tren, Kenji lloró. Pero nadie más lo hizo, "porque allá ya están acostumbrados a que la gente se suicide". En Japón, cada año se reportan 32 mil suicidios.
"A mí lo que me salvó fue venir a pasar vacaciones en la casa de mis abuelos, en las montañas de Ciudad Bolívar. Estar en un lugar donde todo el mundo abraza se convirtió en el paraíso".
Cada vez que regresaba a Japón, no dejaba de pensar en la forma de salvar a los jóvenes del suicidio. Y entonces se inventó una fundación para traer a los "pobres niños ricos" de su país a vivir un mes con una familia de Ciudad Bolívar. Contra todo pronóstico, Turismo con Propósito -como se llama la fundación- ha logrado traer en un año y medio de trabajo a 14 japoneses.
"Siempre digo que los necesitados son los que vienen y no las familias que los reciben. La vida les cambia porque todo el mundo tiene que ver con ellos, los hacen sentir realmente importantes y su nivel de autoestima sube", explica el joven.
En la lista de los que han participado en turismo con propósito figuran Yoshiuki, de 29 años, quien tuvo cinco intentos de suicidio antes de venir. Otro de los que ha participado es Kusano, quien decidió darse un chance antes de acabar con su vida.
"Un día cayó en mis manos un libro que decía que viajar podía ser una salida a la depresión. Busqué en el mapa el país más lejano y llegué a Argentina". De ahí empezó a recorrer Latinoamérica hasta llegar a Colombia, donde conoció Turismo con Propósito. Y le gustó tanto, que ya completa 3 años viviendo en el sur. "Encontré mucha más felicidad aquí que en Japón, donde tenía trabajo, familia y un buen sueldo", cuenta.
Kusano, Kenji y Clayton, un brasilero-japonés que trabaja por este propósito, también dan clases de escritura japonesa a los niños de San Francisco y donan la mano de obra y el lugar para que los pequeños puedan comer.
Su lucha sigue siendo convencer a los japoneses de que existe un país llamado Colombia y un lugar de pobres de bolsillo pero ricos de corazón donde sí es posible encontrar la felicidad.
Un líder destacado Kenji Jokoi acaba de ser seleccionado como uno de los 10 jóvenes sobresalientes del país por la Cámara Junior de Colombia (JCI), por la labor que hace con su fundación.
La próxima japonesa que Kenji hospedará en Ciudad Bolívar llegará en marzo del 2011. Hoy, vive con su esposa Aleisy Toro y sus dos hijos Kenji David y Koigo Daniel en el barrio Santa Lucía, muy cerca de Ciudad Bolívar.
Sacado del link: http://www.eltiempo.com/colombia/bogota/los-japoneses-que-se-enamoraron-del-sur_8463764-4
No hay comentarios:
Publicar un comentario