El subconsciente del arte
Guillermo Cardenas es uno de los pocos colombianos que llevan en su hoja de vida un doctorado en artes plásticas, un estudio relativamente nuevo en el mundo de la academia del arte.Después de cinco años en la Universidad de Sidney en Australia y de adentrarse en un proceso de investigación teórico combinado con práctica evidenciada en obras, resultaron las pinturas y dibujos expuestos actualmente en Deimos Arte. Son pinturas realizadas sobre pedazos de madera y de láminas de acrílico que luego son ensambladas para formar una pieza salpicada de colores intensos y variados, inspirada en imágenes o en alguna historia que le han impactado. El juego de percepción salta a la vista en estas estructuras aparentemente caóticas, que además destilan una sombra que se apodera de la pared, creando otra capa en la obra. El lienzo es el material esperado para un pintura. Cárdenas prefiere salirse del marco, del contorno de la tela que lo restringe, y adoptar un formato más libre que siempre le trae sorpresas, como esos efectos de luz oscura que se toman la superficie de donde están colgados estos retazos. Los dibujos hechos con carboncillo, lápiz y con algunos toques de color, juegan con las escalas y la tensión que se crea entre ellas, para de nuevo entrar a dialogar con el concepto de percepción del tiempo y el espacio.
Durante su doctorado, su trabajo en el taller terminó ilustrando de alguna manera su investigación teórica, a la cual le dio el título de “El trauma en el arte contemporáneo latinoamericano”. Más allá de sus lecturas e investigaciones, un autonálisis se hizo imperativo. Escudriñando en su pasado y en su memoria, surgieron muchas dudas, muchas preguntas acerca del camino de sus obras: ¿Por qué la fragmentación? ¿Por qué el caos? Descubrió que los traumas fragmentan la percepción del tiempo y el espacio. Y se dio cuenta de que al final no era solamente él el traumatizado, sino que todos lo están de cierto modo y que Colombia es un país que ha llevado un fardo pesado en ese sentido.
“Mi obra no pretende ser sobre el trauma, ni pretende ilustrarlo. Simplemente se termina reflejando, pero ese no es su eje. Mi obra en verdad es sobre los juegos de percepción, de donde terminan saliendo cosas que sí tienen que ver con el entorno en el que estamos”, sostiene el artista. En efecto, la expresión de lugar de sus piezas se evidencia en la explosión de los colores. Para Cárdenas, Colombia tiene una paleta amplia y colorida por sus influencias culturales y diversidad étnica.
Recostado en su diván de psicoanálisis artístico empezó a entender ciertas características de su padre, Santiago Cárdenas, quien ha sido una gran influencia en su trabajo. Él, al igual que Guillermo Kuitca, Nicola Constantino, Luis Camnitzer, Doris Salcedo, Óscar Muñoz, Julio Galán, entre otros, hacían parte de los casos de estudio de su tesis sobre el trauma en el arte latinoamericano. Se podría decir que en los casos colombianos, la grieta de Doris Salcedo es evidente bajo esa lupa temática, que los rostros erosionados con tendencia a desaparecer de Óscar Muñoz también lo son, pero difícilmente se pueden asociar las pizarras, los objetos y las prendas de Santiago Cárdenas a esa herida.
En los años 60, Juan Cárdenas, hermano de Santiago hizo una caricatura del presidente Valencia, en la que lo dibujó como un buitre. Esto fue tomado por el gobierno como una ofensa patria. Después de que Valencia bajó de la presidencia, Juan fue arrestado y desapareció por un día. Según Guillermo, este evento fue traumático para su padre, lo cual se evidenció en un punto de inflexión de su obra. “Empezó a desaparecer la figura humana, desde personas con rostros borrados hasta que sólo quedaba la ropa colgada de un gancho. Eso fue porque le cortaron su libertad de expresión”, concluye Guillermo, a quien le tocó aprender de psiquiatría, psicología y filosofía para llegar a vislumbrar posibles razones de la plástica suya y de los demás.
Sacado del link: http://www.elespectador.com/impreso/cultura/articuloimpreso-230897-el-subconsciente-del-arte
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