6 de agosto de 2010

Artículo: Industrias culturales, alternativa contra la violencia en Colombia

Desde Milenio publican este importante artículo:

Industrias culturales, alternativa contra la violencia en Colombia

El distrito de Aguablanca es un ejemplo de cómo la cultura florece incluso en los barrios más pobres de Cali: actualmente acoge a 30 agrupaciones y a más de 200 jóvenes que han elegido el arte en lugar de la delincuencia.
En el distrito de Aguablanca, uno de los barrios más pobres de Santiago de Cali, hay muchas carencias. Y si algunos jóvenes han sido atraídos por la delincuencia y la drogadicción, otros han encontrado en la cultura una forma de resistencia, una manera de decir: aquí estamos. En una sociedad que tradicionalmente les dice que el arte no es para quienes no nacieron en una posición privilegiada, han hecho a un lado este prejuicio y se ganan la vida en diversos terrenos de la cultura popular. Para apoyar estas manifestaciones, así como brindarles herramientas para fortalecerlas, la presente administración ha establecido el programa Industrias Culturales de Cali, en la que participa no sólo el gobierno municipal y diversas dependencias, sino también la iniciativa privada y la sociedad civil.
En este gran proyecto destaca el caso de Aguablanca que, bajo la coordinación de la Cámara de Comercio de Cali, ha aglutinado a un colectivo de cerca de 30 agrupaciones y más de 200 artistas. Los jóvenes trabajan en expresiones originales que van de la música tradicional al hip- hop, de la salsa al teatro, de la danza regional al baile contemporáneo, además de extender los beneficios de la cultura a la población infantil.
No es un programa asistencial, sino formativo, que enseña a los jóvenes cómo alcanzar sus metas. Además de contar con un espacio para realizar sus actividades en el centro cultural creado en la sede de la Cámara de Comercio en Aguablanca, los jóvenes han encontrado un proyecto que les da confianza y credibilidad, dice Rita Mónica Jiménez, titular de esta dependencia. “Hemos generado expectativas y hemos cumplido en la medida en que hemos podido. Ha sido una creación colectiva donde las instituciones no somos las que damos las órdenes, sino que es algo concertado con los jóvenes. Creo que lo más importante es ese tejido en red, donde contamos con una variedad de expresiones artísticas, además de que hemos logrado alianzas entre los mismos grupos. Uno de los objetivos es empoderar a los jóvenes, que al final ellos mismos digan: vamos a poder hacerlo solos”.

Faiber, cantante de hip hop y bailarín de break dance. Foto: especial
El arte, una forma de vida
En una tarde calurosa llegamos al centro cultural en Aguablanca, donde se han reunido algunos representantes de los colectivos para charlar sobre sus experiencias. Miguel Ángel Moreno, Tumeyker, cuenta que de niño nunca se imaginó que podría dedicarse a cantar o diseñar ropa, sino que sería campesino. “Ahora me dedico a esto y es algo para lo que lucho día a día, lucho por el sueño de que la gente conozca lo que hago”.
Tania Banguero trabaja con niños de tres años en adelante, así como con jóvenes y adultos en la escuela de baile Expresión Latina. Acercar a los niños al baile, dice, “es hacerlos que ocupen el tiempo libre en algo productivo, porque el sector es un poco difícil a nivel de conflicto de pandillas, que puedan aprender un arte y que, en el futuro, puedan defenderse con ese arte. Por otro lado, tengo jóvenes instructores, lo que nos permite fomentar el empleo, algo que no es muy frecuente en este lugar”.
Peter Palacios, integrante de una productora de cine comunitario, dice que este medio permite a los jóvenes cineastas de la zona “mostrar otra imagen de cómo realmente se vive, cómo se disfruta... Es esa oportunidad de hacernos visibles como somos, no para crear polémica, sino para generar un diálogo social”.
Blair Mosquera, director de la revista Migrando mi barrio, cuyo propósito es mostrar las cosas positivas de Aguablanca, dice que “este sector siempre está muy estigmatizado por la violencia. Es un medio alternativo que da participación a los estratos más populares del barrio”.
Yosimar, bailarín de hip-hop, empezó a bailar con un proyecto de la alcaldía “de crear espacios para evitar que los jóvenes del distrito entren en drogadicción y conflictos de pandilla. La gente siempre piensa que el distrito solamente son drogas, matanzas y cosas así, pero hay mucha gente que quiere hacer cosas buenas, y al mostrarlas es como enseñarles la otra cara de la moneda”.
Harnel Suárez, quien practica el grafiti y hace break dance, cuenta que “cuando era niño en el sector 13 había mucho conflicto de pandillas y robos, algo de lo que me alejé gracias a la práctica de estas dos disciplinas”. María Consuelo Duque imparte clases de teatro a mujeres adultas mayores que por lo regular trabajan como madres comunitarias. “El proyecto es abrir una escuela para niños en estado vulnerable, queremos que, además de mostrar sus cualidades artísticas, saquen su autoestima y aprenden a ocupar el tiempo libre”.
Claves
Generar confianza
• Con cerca de 500 mil habitantes, el distrito de Aguablanca recibe el apoyo de más de 300 entidades y fundaciones que colaboran con programas sociales.
• La Cámara de Comercio trabaja activamente con los jóvenes a través de un centro cultural. Próximamente inaugurará una biblioteca y un centro de grabación, donde los jóvenes podrán producir sus discos.
• Uno de los propósitos de los programas culturales es generar confianza entre los propios caleños para que acepten que el distrito de Aguablanca hace parte de Cali.

Sacado del link: http://www.milenio.com/node/499450

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