27 de agosto de 2010

Artículo: Hakone: Un Paseo al cielo japonés

Desde El Sudcaliforniano de México, publican este interesante artículo:

Hakone: Un Paseo al cielo japonés
Tomar el tren desde Tokio es sencillo, son sólo 4 horas de camino, cuarenta minutos antes comienzas a disfrutar de la vista verde montañosa, nublada y suave.

De los hogares de madera en la orilla de la rivera, un lugar apacible y calido.

La estación de tren es pequeña e inmaculada, baja poca gente con un perfil tranquilo y feliz; unos parecen Turistas asiduos del lugar... otros son parte de él.

La tradición se observa al llegar.

Nos espera un guía, un señor japonés de aspecto sabio.

El trayecto al Hyatt es espectacular, sendas curvas suben... como rodeando una montaña; parece un laberinto rodeado de frondosos árboles, nuestro guía es misterioso, esta concentrado en librar el camino de dos sentidos y estrecho, maneja seguro y veloz, me voy de lado por la fuerza del movimiento, es intenso, no puedo dejar de mirar el ¡mar! que surge de pronto a mi lado izquierdo, mientras cruzamos un pequeño pueblo con tiendas de comida y pocos restaurantes, que ya encienden sus luces pues es la hora cero, donde empieza la noche, pero aún hay luz de día.

Sin darme cuenta, nos internamos de nuevo en la montaña, siempre cuesta arriba, parece interminable el camino, pero disfrutable, es tan callado el ambiente que no tengo prisa de llegar...sin embargo... ¿como será el destino final?

45 minutos después veo que la direccional parpadea para entrar por una rampa izquierda.

¡Llegamos! Por fin el amable guía rompe el silencio, aparca eficiente y exacto, deja las maletas en un umbral que no parece hotel, parece una enorme villa minimalista, no deja huellas de su marca, mas bien nos reciben como si nos conocieran de siempre, en lo alto del vestíbulo veo que entró ya la noche, en 5 minutos estamos bajando por una escalera empinada como de pirámide, nos lleva a un Lobby no ostentoso, pero interesante: de frente al fondo un pasillo estrecho hacia los elevadores, un jardín como de "atrio" y una biblioteca, la deliciosa barra de sushi a mi derecha, casi en secreto, no se ve la entrada, y a mi izquierda bajo la escalera al europeo restaurante... nos guía a la habitación 337 el sonriente anfitrión, nos comenta la enorme cantidad de turistas que llegan al año, algo difícil de creer por el silencio y la privacidad de Hakone.

Al abrir la puerta se dispone a mostrarnos la habitación, me detengo para quitarme los zapatos como corresponde a la cultura japonesa, él me observa y hace lo mismo, entramos, me muestra el baño y recuerda que tenemos reserva en la barra de sushi en una hora, nos dio un pase de cortesía al llegar para ello, antes de retirarse nos muestra las batas tipo kimonos con un "saco" y pantuflas, sugiere que podemos usarla por todo el hotel, ¡le digo en broma que si me puedo llevar la bata de recuerdo, me dice si!

Se retira y nos sorprende la enorme ventana al fondo, se ve la noche profunda, el viento mueve los árboles que todavía se perciben...una ducha caliente y fría y a ¡cenar!

Nos ponemos los atuendos japoneses para honrar al lugar, nos dirigimos a la barra, el ambiente es romántico, suave, nos sentamos en la barra, siento que nos observan con agrado ¿será el kimono?
Sacado del link: http://www.oem.com.mx/elsudcaliforniano/notas/n1752994.htm

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