Sueños de robot
Pionero de la expansión internacional del animé, Astroboy es también -como los robots de Asimov o los androides de Philip Dick- una obra de conmovedora humanidad. Por primera vez se edita en nuestro país el manga original, y se viene la película.TEXTOS. EMERIO AGRETTI.
Después serían Heidi, Meteoro, Mazinger Z, Los caballeros del Zodíaco, Sailor Moon, Dragon Ball, Los Campeones, Pokemon, Digimon, Sakura, Yu-Gi-Oh, Naruto y tantos más, que arrasaron con la audiencia televisiva infantil y coparon kioscos y jugueterías con publicaciones y merchadising afines, derivados de la imparable fascinación que despierta el animé oriental y la entusiasta explotación comercial que Occidente hace del fenómeno.
Pero primero fue Astroboy: un robotito de rígido y puntiagudo jopo, ojos enormes con apariencia líquida y dos cohetes que le salían de la cola para lanzarse “en sus duelos por los cielos”, como decía la versión en castellano del tema de presentación del dibujo animado (canciones que, ahora sabemos, se llaman “opening”).
Claro que Astroboy fue anterior también a los canales íntegramente dedicados a la animación japonesa, a las señales de programación exclusivamente infantil, e incluso a la televisión en colores. De hecho, por entonces no se hablaba de animé y menos aún de manga, la historieta que suele ser el soporte en el que inician su andadura estos populares personajes, y que en Japón se edita de manera continuada en numerosos y gruesos tomos económicos y de consumo masivo.
Estaban sí, ya por entonces, las historietas directamente hechas en Occidente, casi siempre basadas en las historias de los dibujos animados, y en otros casos con derroteros propios. Incluso hubo muchas hechas en nuestro país, y guionizadas por el veterano Jorge C. Morhain -el mismo que, además del Cabo Savino o Pehuén Curá, escribía numerosas versiones de éxitos televisivos-, como él mismo lo comentó en una entrevista con Nosotros, en agosto de 2004.
Pero este 2009 es un año en que la figura y la imagen del mítico Astroboy se actualizan, a través de dos noticias ubicadas en extremos temporales opuestos: el inicio, con la publicación por primera vez en nuestro país del manga original -respetando la edición japonesa- y la versión más actualizada, con la película de animación computada que se estrenará a fin de año.
COBRANDO VIDA
Astroboy (en el original, Tetsuwan Atomu) fue la primera serie animada de la televisión japonesa que consiguió un éxito absoluto en todo el mundo, pero antes fue el manga más extenso, duradero y exitoso de su país. Salió por primera vez en 1951 y durante 21 años siguió publicándose sin interrupciones hasta 1972, con una influencia imperecedera. De hecho, los ojos inmensos que caracterizan a los personajes del manga y el animé japonés fueron establecidos por esta serie, y la fascinación que el autor tenía por la obra de Walt Disney.
También el pionero traspaso a la TV fue idea de Osamu Tezuka, un médico que prefirió abandonar su profesión para dedicarse al dibujo. Fueron 193 capítulos de media hora de duración que se emitieron en Japón desde el 1º de enero de 1963 hasta el año 1966.
Cuando la serie fue llevada a los Estados Unidos por la NBC fue reeditada para la cultura norteamericana y los nombres de los personajes fueron cambiados. En ese momento es cuando Tetsuwan Atomu pasó a ser Astroboy -así como después Go Mifune se convertiría en Speed Racer o Meteoro- y el Dr. Ochanomizu, benefactor y beneficiario del robotito huérfano, se llamó Dr. Packadermus J. Elefun.
La historia estaba ambientada en el futuro, cuando en un desgraciado accidente automovilístico moría Astor Boyton, hijo de un ingeniero en robótica. Desconsolado, el científico construye un pequeño robot a imagen y semejanza del chico muerto, al que le agrega accesorios muy útiles para su futura andadura: ojos de gran potencia lumínica, oídos capaces de multiplicar por 100 el volumen de un sonido, brazos con el poder de 8 caballos de fuerza, piernas motorizadas y dedos transformables en cañones láser y ametralladoras. Además, claro, de los cohetes en el trasero.
Pero, principalmente, de alguna manera el ingeniero se las apañó para dotar a la criatura de emociones humanas. Por eso, cuando el descontento del padre y creador fue creciendo, al comprobar que su nuevo “hijo” nunca sería un niño real, el drama alcanza su punto máximo. Sobre todo porque su solución para el problema fue venderlo a un circo de robots.
De ese inhóspito lugar, Astroboy es rescatado por el Dr. Elefun, que lo lleva al instituto de ciencia y se dedica a entrenarlo como protector de la humanidad, frente a la amenaza siempre vigente de científicos locos, invasores del espacio y robots gigantes.
El Dr. Elefun proveyó de padres mecánicos a Astroboy y, además, creó para él una hermanita a la que se llamó de diferentes maneras: Lucero, Sarah o, como para reforzar la idea de parentesco y no confundir a nadie, Astrita.
DE VUELTA A LOS ORÍGENES
La obra de Tezuka es no solamente precursora y, en muchos aspectos, definitoria, sino también vastísima. Se le atribuyen unos 700 mangas -desarrollaba varios guiones simultáneamente- dibujó más de 150.000 páginas y realizó más de 60 películas en 35 años.
Aparte de sus obras de mayor trascendencia -Kimba el león blanco, Princesa Caballero, Black Jack o Fenix-, su producción abordó todos los géneros posibles: la ciencia-ficción y lo fantástico (Metropolis, Big X, Wonder Three, O-Man ), la aventura submarina (Umi no Triton), la biografía (Buddha), el terror (Vampire, Don Dracula), el western, el policial, el deporte y el erotismo.
A su fallecimiento en 1989 todavía continuaba trabajando y alumbrando obras como Adolf -una curiosa historia inspirada en la infancia de un Hitler hipotéticamente judío- o la inconclusa Ludwig B, sobre la niñez de Beethoven.
Frente a la calidad y madurez de muchas de estas obras, sin embargo, permanece intacto el valor del temprano Astroboy. El animé original fue filmado en blanco y negro, después vendrían dos revisiones más, una en los años ‘80 -más corta en episodios, pero esta vez ya en color- y una nueva versión en 2003, que se vio durante un corto tiempo en nuestro país, a través de Cartoon Network, y que mezclaba animación tradicional con técnicas digitales.
En tanto, el manga de Astroboy fue serializado en la revista japonesa Shonen de Kobunsha entre 1951 y 1968 y recopilado en 23 tomos. La edición argentina que comenzó a producirse este año, a cargo de la editorial Deux, promete un total de 20 tomos. De momento salió solamente uno, hace varios meses y está anunciado el segundo. En cualquier caso, tienen la ventaja de contar historias autoconclusivas, por lo cual no hay que esperar hasta el siguiente número para conocer el desenlace.
La película de Astroboy, esta vez enteramente en animación digital, se conocerá en octubre en Estados Unidos -ya hay algunos trailers en la web- y llegará a nuestro país a principios de 2010. Para entonces, la precursora creación de Tezuka seguramente habrá recuperado buena parte de su popularidad original. Y es de esperar que, en el proceso, no pierda su poderosa, universal y a veces desgarradora humanidad.
Imagen promocional del film que se estrena a principios de 2010 en Argentina.
Un héroe del dibujo animado, que pasó del blanco y negro al color, del manga a la tv y ahora al cine.
PINOCHO Y ASIMOV
El primer tomo editado en nuestro país cuenta el origen del personaje, presentándolo como un sombrío y conmovedor Pinocho cibernético, con un clima que luego conseguiría Steven Spielberg en”Inteligencia Artificial” y remisiones a las leyes robóticas de Isaac Asimov. Continúa con una larga -y no menos conmovedora- historia de perros convertidos en soldados humanoides. La misma que, en su versión animada, la televisión estadounidense se negó a emitir, por considerarla demasiado cruel y aberrante -lo que mereció un particular diálogo entre el autor y el personaje en un breve agregado hecho en la reedición de la historieta en 1980, que se incluye en este tomo-.
El libro se completa con otra historia corta, también de tono profundamente humanista; una característica que -junto al uso de arquetipos racistas propios de la época, por los que llegado el momento Tezuka pidió disculpas- acompañó toda la obra del autor. Una obra que, por lo demás, permanece en su mayor parte relegada en nuestro país, y acaso con este revival tenga una nueva y merecida oportunidad.
más datos
MADE IN ARGENTINA
El diseñador de la versión fílmica de los personajes de Astroboy es Luis Grane, un argentino que trabajó seis años en los estudios DreamWorks y luego en Sony, para proyectos como “Spiderman 2”, “Matrix” y “Ratatouille”, de Pixar.
DESAFÍO
“Sin duda que ésta ha sido la experiencia con mayor libertad creativa; por eso varios de mis robots se inspiraron -por ejemplo- en figuras precolombinas”, aseguró Luis Grane.
CREAR Y NEGOCIAR
“El desafío más grande fue recrear al protagonista, porque tenía que gustarle no sólo al director, sino contar con la aprobación del hijo de Tezuka. Tuvimos que negociar el tamaño, la ropa, todo”, comentó el diseñador.
Sacado del link: http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2009/07/25/nosotros/NOS-06.html
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