Desde Canarias al Día de España, publicaron este artículo:
Una sala repleta de gente con ganas de divertirse, bailar, cantar, encontrar el número que llevaba buscando hace tiempo, juegos y risas. El III Salón del Manga de Gran Canaria bullía en Infecar este fin de semana.
Dividido en partes diferenciadas, en el salón, los pasatiempos estaban bien identificados. Todos llamaban la atención pues todos representaban algún elemento de la cultura japonesa que, por desconocida, llamaba mucho la atención. Los videojuegos daban la bienvenida e introducían al visitante a esta joven y gran representación.
Una de ellas era la máquina de bailar. Este invento importado de Japón, se compone de una pantalla y generalmente dos plataformas en el suelo con cuatro flechas. Conforme se iluminan estas flechas, tanto en la plataforma como en la pantalla, tienes que ir pisándolas con los pies al ritmo de la música, de forma que parece que estas bailando. Una forma más de aprender aplicando la tecnología, sin salir de casa y sin que nadie te vea para no pasar vergüenza, muy al estilo japonés.
Si por algo se caracterizan los anime, que es el término que agrupa los dibujos animados de procedencia japonesa, es por esa estética de occidentales perfectos e irreales. Ojos enormes que se contraponen a los asiáticos rasgados y pequeños. Iris de colores del arco iris, donde azules brillantes se mezclan con violetas y verdes profundos con amarillos espectaculares. Cuerpos perfectos, esbeltos, desgaldos y todas las cualidades de seres creados para soñar.
Antiguamente, los anime se dibujaban a mano, pero actualmente se ha vuelto común la animación por ordenador. Esta es la razón por la que una parte de la exposición se dedicó a talleres donde, por instantes, se podía regresar al pasado y cincelar, esta vez sobre papel, los trazos de tu hombre, animal y mujer utópico.
Disfrazados de sus personajes favoritos, chicos de todas las edades rondaban los stands del salón charlando de su serie favorita, compitiendo con juegos de mesa tradicionales o concibiendo nuevas criaturas en ese arcaico arte de la papiroflexia.
El merchandising, siempre omnipresente, abarratoba muchas de las galerías. "Se vende sobre todo carteras, llaveros, muñecos de los personajes, de todo, pero debo admitir que las ventas han disminuido", asegura Ramón, uno de los trabajadores de uno de los stand en la feria.
Puestos de ropa, considerada por muchos extravagante, se unían a peluquerías donde el color más usual para el pelo era el negro azabache y el rosa en todas sus variantes.
Las peleas con armas turbadoras, orquestadas por variopintos intérpretes, conducían al culmen del evento, el concurso de karaoke, donde se concentraba la gran mayoría del público asistente y el que más acólitos alentaba. Jóvenes ataviadas con diferentes alegorías, deleitaron con voz angelical y un japonés perfecto a los espectadores que durante segundos eran capaces de dudar si lo que allí estaban viviendo era realidad o manga.
Sacado de: http://www.canariasaldia.com/noticia.php?noticia_id=131360
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