La situación sobre el Derecho Internacional Humanitario en Colombia es más grave de lo que uno analiza año tras año. Desafortunadamente, los actores en conflicto (guerrilleros, paramilitares, agentes de Estado, sicarios, militares y policías, incluyendo a pandillas, tribus urbanas e hinchas de barras bravas) aún no han cumplido con losw parámetros que establece el Derecho Internacional Humanitario, ya que según las versiones encontradas en cada uno de los bandos, aún están luchando por algo en lo común, del cual sólo buscan mediante ideologías, puntos de vista y filosofías diferentes y contrarias: la paz.
Los sucesos, las acciones y las formas de delincuencia aún muestran que a pesar de las muy pocas oportunidades para conseguir la paz, reparar las víctimas de este conflicto y realizar procesos para enmendar los errores que dejó un pasado empapado de tantos conflictos internos, y a la vez generar un nuevo y amplio desarrollo en todos los aspectos, tanto sociales, económicos y políticos, como culturales y deportivos entre otros, estas acciones violentas que emplean dañan bastante ante un pueblo colombiano desmoralizado y vulnerado en este conflicto interno.
Claramente el Derecho Internacional Humanitario establece ciertos parámetros en el momento de respetar a la población civil, en donde ningún grupo armado pueda vulnerarlos en el momento de una guerra o de un conflicto, lo mismo es el trato a los prisioneros de guerra de los cuales no se les pueden maltratar, menospreciar, ni mucho menos matarlos por una u otra manera, situación o diferencias. Estos parámetros no se están cumpliendo en Colombia hoy día, ya que esta violencia de varias décadas y muy antigua, están mostrando varias posiciones diversas de ideas en donde la única justicia para ellos es en matar a cualqueir persona inocente, acusándo injustamente, sea como colaborador de algún grupo insurgente, o que no esté de acuerdo con lo que los demás exponen , o que tiene que pagar alguna extorsión por la fuerza, o simplemente porque es un hincha de algún equipo o porque tienen gustos totalmente diferentes a los demás, tales acusaciones son injustas. Aún los diferentes actores en conflicto mantienen luchando por sus intereses políticos, económicos, agrícolas, culturales y deportivas, estas justificaciones de lucha son las que aún mantienen esos delitos graves que atentan contra el Derecho Internacional Humanitario (delitos como asesinatos a quemarropa, atentados en espacios públicos, el sembrado de minas anti-persona, el reclutamiento forzadoa menores de edad, el desplazamiento forzado a campesinos, a comunidad afro y a los indígenas, la práctica del secuestro, los abusos sexuales, entre otros) y contra los Derechos Humanos. El Estado Colombiano no se queda atrás, ya que a pesar de querer cumplir con lo que le exige el Alto Comisionado de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en la búsqueda de las negociaciones e implementar programas de desmovilización, aún no deja confianza sobre el pueblo colombiano, ya que la poca atención a los desplazados y las dudosas acciones de gestos de paz, y hasta los escándalos de los falsos positivos que hicieron el ejército y la policía, dejan muchas dudas y malestares, no sólo a los familiares de los secuestrados, a los familiares de los desaparecidos y los desplazados de la violencia, quienes quieren una solución pacífica como el acuerdo humanitario, las liberaciones unilaterales, la desmovilizaciónd e los grupos al margen de la ley, y lo más importante que se esclarezcan todos los crímenes,d e los cuales no queden en la impunidad.
Considero que la situación de este conflicto interno no ha cambiado nis e ha disminuído como queríamos. Lo establecido en el Derecho Internacional Humanitario, en los Derechos Humanos y en la Constitución Política de Colombia no han sido cumplido, ni por los guerrilleros, ni por los paramilitares, ni por la delincuencia común, ni por los narcotraficantes, ni el miesmo Estado, ni las pandillas ni las tribus urbanas. Cuando uno conoce estas normas ye stos términos, los informes de las Naciones Unidas y sus respectivas recomendaciones acertadas, confronta con la realidad actual de esta violencia colombiana, uno ve que es bastante difícil acatar las disposiciones y parámetros fundamentales en pro de la búsqueda de la paz. Uno ve en estos artículos el respeto a la vida, el buentro trato personal, la atención médica y alimenticia, la reparación a las víctimas, una justicia imparcial y la continua y permanente búsqueda de la paz por acuerdos o negociaciones que beneficen a todos, pero la realidad actual de la violencia, a través de atentados, asesinatos, masacres, no sólo a importantes personalidades, sino también a todos los colombianos; las insistentesw amenazas de muerte, el desplazamiento forzado a campesinos y aminorías étnicas, la poca voluntad y conciencia de cada uno de los actores en conflicto para querer la paz, y lo más triste, los malos tratos a los secuestrados que están en lugares imposibles para poder sobrevivir.
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