11 de febrero de 2011

Artículo de opinión: Anime: polémico y exitoso

Desde Adelante de Cuba publican este artículo:

Anime: polémico y exitoso
Cada vez más jóvenes cubanos desean saber sobre el anime. Y es que, aunque el consumo no es nuevo en Cuba, basta recordar el popular Voltus V en el boom de los '80, junto al desarrollo de las comunicaciones en la Isla y el mundo, también irrumpe la versatilidad de mercado de esos dibujos japoneses. La presencia de este arte nipón en Cuba comenzó por las salas de cine con cintas y series  dedicadas al público infantil: Mazinger-Z, La historia de un osito panda, entre otros.

Y aunque con décadas de retraso, en la televisión cubana han desfilado series como Ángel, La niña de las flores, Heidi y otros recientes como Yu-Gi-Oh y Kiki, entregas a domicilio, del reconocido director, dibujante y productor Hayao Miyasaki.
De este artista japonés también es el filme La Princesa Mononoke, una de las primeras incursiones en las pantallas cubanas del anime destinada a un público mayor de siete años. Otras piezas  reconocidas de Miyasaki como El viaje de Chihiro, de un amplio margen etáreo, también han sido exhibidas en la televisión de la Isla. Pero, como bien dice una expresión popular cubana: “cuida'o' con el perro que muerde calla'o'”.
Sí, no todo el universo del anime es adecuado para una divulgación extensiva en cualquier sociedad que trabaje por un mundo alejado del montón de parafilias características en algunos géneros de los animados japoneses.
Hoy las vertientes temáticas varían desde la cotidianidad y el discurso político hasta el deporte y el sexo.
Series como Dragon Ball y , transmitidas también en Cuba, se han distribuido en países de Europa y América Latina tras un proceso “depurador” para suprimir escenas eróticas muy explícitas y manipulaciones en los doblajes con voces femeninas en personajes masculinos.
Las alusiones sexuales y la violencia, dichos así, pueden interpretarse como mera censura cubana o puritanismo socialista, pero el trasfondo cultural donde se producen estos animados y el contexto donde son consumidos son muy distintos al público en Cuba.
Los rasgos occidentales de los personajes, adquiridos en Japón y reflejados en las animaciones después de la Primera Guerra Mundial, y la diversidad genérica del anime hacen que éste sea no solo una forma de arte tecnológico, sino un producto de entretenimiento comercial y fenómeno cultural en masas populares.
Las clasificaciones actuales para el anime son tomadas de las existentes para el manga (cómic japonés), con el cual guarda una estrecha relación.
En la historia se registran varias series y filmes de anime basados en historias de manga. Pero si de relaciones se trata, también se distingue la sostenida entre muchos de estos animados y el carácter consumista y la ideología posmoderna del capitalismo en su más honda crisis sistémica.
Libertad y democracias verdaderas. No se cansan los medios de comunicación y los políticos de afirmar haber encontrado la mejor de las fórmulas para la especie humana. Pero lo cierto es que bajo esos preceptos degradan a sus sociedades y a cuantos seduzcan porque a través de unos “inocentes” animados instan al consumo de productos dañinos para la salud, estimulan conductas sociales de alto riesgo y consolidan sus líneas de pensamientos mediante la globalización de estos mensajes.
Como bien sentencia la sabiduría popular: violencia engendra violencia. Por tanto, no se trata de estigmatizar al anime, sino de seleccionar lo mejor de él. Es innegable la calidad demostrada por este arte japonés que no carece de frivolidades, pero en menor medida de las cada vez menos hegemónicas de Disney.
El impacto del anime y el manga en Cuba no solo atañe a la mera expectación, las huellas estéticas de estos artes japoneses se perciben en varios animadores y caricaturistas de la Isla e incluso en realizadores de videos clips y de televisión que han incorporado peculiaridades estilísticas propias de la nipoanimación, como las distintivas piernas alargadas o los grandes ojos.
Los realizadores cubanos, con las lógicas limitantes del bloqueo sostenido por Estados Unidos contra la Isla, también usan técnicas surgidas en los orígenes del anime que abaratan el proceso y no laceran el resultado final, como los movimientos de la cámara que descubre detalles de los personajes o que se aleja del objeto y revela algo nuevo al espectador.
El anime japonés tributa frescura a los animados cubanos porque enriquece concepciones estéticas si dañar la intencionalidad educativa evidente en dibujos nacidos en los estudios del Instituto Cubano de Radio y Televisión y el Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográfica como El fríjol viajero, La gótica de agua, Nené Traviesa, entre otros.
Además, también existen producciones de animados dirigidos a adultos con la impronta del anime como Quietud interrumpida, de Alex Rodríguez, realizado en el 2007.
Fuente: Adelante de Cuba: http://www.adelante.cu/index.php/opinion/55-opiniones/7546-anime-polemico-y-exitoso.html

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