5 de marzo de 2011

Artículo de Opinión: Educación y conflicto

Desde El Colombiano, un columnista publica este interesante artículo:

Educación y conflicto

La Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) publicó hace pocos días su informe 2011 sobre educación y conflicto. En él se expone documentadamente la magnitud de la crisis que ocasionan los conflictos armados y el desplazamiento, en la educación y en la juventud. En él se hacen evidentes algunas de las características de la situación que vivimos y se bosquejan respuestas a las preguntas sobre el futuro de nuestros hijos y nietos que, con las actuales tendencias, no será el que quisiéramos visionar. Como bien dice el informe, los conflictos violentos hipotecan el futuro de las sociedades.

Colombia es en el mundo el segundo país con más desplazados internamente por causas de la violencia. La cifra ya sobrepasa los tres millones, de los cuales más de la mitad son menores de 18 años. Esta lamentable situación se da, a pesar de tener Colombia, así lo reconoce el informe, el más fuerte marco legislativo para proteger a los civiles desplazados y su acceso a los servicios básicos, incluida la educación. Ello prueba que las normas en sí no son suficientes, si no existe la voluntad y la capacidad para aplicarlas.

Las estadísticas muestran la interconexión entre los conflictos armados y la violencia en los colegios. Esta situación se está haciendo dramática en el país, con diferentes expresiones, especialmente en ciudades como Bogotá, Pereira, Cali, Medellín y Barranquilla, lo que obligará, dentro de una sana lógica, a fortalecer los programas de "competencias ciudadanas" entre niños y jóvenes, a que los padres se preocupen más por el quehacer de sus hijos en el tiempo escolar y a que la policía nacional desarrolle nuevas estrategias.

La violencia en las escuelas y los colegios se ha convertido en parte del ciclo de nuestro conflicto. Allí se manifiestan con especial fuerza los efectos de la pobreza, el desempleo, la hostilidad intrafamiliar y el resentimiento social, con evidentes consecuencias de orden físico, psicológico y social. Esta situación hace a los jóvenes presa fácil de la delincuencia que los induce a hacer parte de los grupos armados y del narcotráfico. De no ser así, y ante la falta de opciones, su reacción es defenderse de la violencia por medio de la violencia.

El colegio y la escuela (para quienes hacen diferencia) constituyen en esencia un espacio para potenciar, además del conocimiento, la paz, la responsabilidad, la tolerancia, el respeto mutuo y la convivencia pacífica. Desafortunadamente, y es otra arista del problema, ocasionalmente se usa para atizar las divisiones sociales, la intolerancia y los prejuicios que dinamizan el conflicto. Recuerdo mis épocas de oficial subalterno y de lancero, cuando patrullando en la geografía del país encontré en algunas escuelas cartillas donde se les enseñaba a contar a los niños con dibujos de fusiles, granadas de guerra y otros artilugios con el propósito de incitar en la juventud el resentimiento y la violencia. Definitivamente, lo que hemos vivido no es gratis y las fallas en la educación son parte del costo.

Ahora que los resultados exitosos en el campo militar nos invitan a visualizar el posconflicto, es importante analizar el rol de la educación en tal proceso. Dentro de la política de "Acción Integral" que adelanta el actual gobierno, debería tener mayor peso la labor educativa que desde ese ministerio se genere. Obviamente que la educación militar, que es independiente, por aspectos que la Ley 30 de 1992 contempla, no debe estar exenta de ser auscultada dentro de ese paradigma, para fortalecer a la institución militar en roles cada vez más importantes en el desarrollo y la prosperidad de la Nación. Ya comienza a estudiarse, por ejemplo, la estructuración de la educación militar como un sistema integral que articule los procesos, desde la formación y capacitación del soldado hasta la del general, dentro de una cultura de seguridad y defensa nacionales que asegure al país no volver, nunca más, a las épocas de violencia superadas y se enriquezca el amalgamamiento de la institución castrense con la sociedad nacional a la cual sirve.
Fuente: El Colombiano: http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/E/educacion_y_conflicto/educacion_y_conflicto.asp?CodSeccion=219

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